jueves, 6 de agosto de 2009

Pachamama: “Kusiya, Kusiya”

Todos los 1 de agosto los habitantes de la cordillera catamarqueña se congregan en Laguna Blanca para confiar sus sueños y esperanzas a la Pachamama. La clave para que esos deseos dejen de ser anhelos y se conviertan en realidad es que participen de la corpachada. Un ritual ancestral donde los lugareños ofrendan lo mejor de su producción para que la Santa Madre Tierra acreciente sus ganancias y lo mantenga vivos para que el próximo año puedan regresar a cumplir con esta ceremonia sagrada.
Por CARLOS QUIROGA
Fotos: JORGE SEGOVIA

El viento golpea impiadoso cuarteando la piel del desprevenido visitante, la puna devora el oxígeno y las próximas nevadas acechan amenazantes sobre el ganado, pero lejos de amedrentarse, decenas de peregrinos provenientes de los puntos más distantes de la cordillera catamarqueña llegan hasta Laguna Blanca para confiar sus sueños y esperanzas a la Pachamama. La clave para que esos deseos dejen de ser anhelos y se conviertan en realidad es que participen de la corpachada. Un ritual ancestral, que se celebra todos los 1 de agosto a 3360 metros de altura sobre el nivel del mar, donde los lugareños ofrendan lo mejor de su producción para que la Santa Madre Tierra acreciente sus ganancias y lo mantenga vivos para que el próximo año puedan regresar a cumplir con esta ceremonia sagrada.
La ceremonia, que parece salida de un cuento de ciencia ficción, está lejos de ser un mero hecho folklórico en sí y para los lagunistos tiene una profunda connotación religiosa que se fue transmitiendo de generación en generación y que pese a los constantes avatares de los españoles por extinguirla, no sólo logró sobrevivir sino que se combino con el culto católico apostólico y romano, en una tierra donde sus habitantes veneran con igual devoción a la Virgen del Valle y a La Pachamama. Por eso Cristian Casimiro, con sus apenas 12 años nos advierte: “No te rías de un colla que busca el silencio, que en medio de lajas cultiva sus habas y acá, en las alturas, en donde no hay nada, logra sobrevivir gracias a su Pachamama”. Sus palabras son la única explicación lógica a como los 246 habitantes sobreviven en medio de la nada al crudo invierno, donde la temperatura promedio es de quince grados bajo de cero y donde las heladas se llevan sus habas, quinuas y papas andinas y las nevadas matan sus cabras, ovejas, vicuñas y llamas.
El ritual comienza el día antes, cuando los pobladores abren sus casas a los visitantes y alrededor de un fogón cantan sus coplas y zambas. La consigna es no dormirse y con las primeras luces del alba se escucha como una letanía en todas las casas “Pachamama, Santa Tierra no me comas todavía”. “La invocación es una clara referencia a la muerte- explica Daniel Delfino, arqueólogo, que desde hace años estudia las costumbres del lugar- .La relación de los lagunistas con la Pachamama no solo se limita a una relación productiva con La Madre Tierra, sino también tiene una fuerte connotación religiosa y cosmovicional que se sustenta en que de la tierra venimos y a la tierra vamos. Por eso ellos sostienen que cuando nuestro cuerpo se descompone después de ser enterrado, la tierra se lo termina tragando”.
Los primeros desvelados que se animan a enfrentar el viento helado concurren en ayuna a la casita de Guacuma, donde Ana de Luján Suárez ofrece junto al fueguero el infaltable té de ruda macho, que según sostiene la tradición popular sirve para alargar un año más la vida. “Creer o reventar- afirma Lucio Cayo Guerra, encargado del puesto sanitario y enfermero del lugar,-pero aquí las yerbas medicinales, que heredamos de nuestros ancestros dan mejores resultados que los remedios de laboratorios. Entre los yuyos de grandes poderes curativos sobresale la copa copa que sirve como digestivo; la yareta, el espinillo y la vira vira que es un excelente expectorante para las enfermedades bronquiales y la muña muña , que es muy requerida para curar los problemas de impotencia sexual”. Un antídoto que supo adelantarse siglos al viagra, aunque Guerra puntualiza que en importantes dosis de té sirve también para extinguir los cálculos renales. “Acá la gente se vuelca mucho por los yuyos que nos provee la Madre Tierra Pachamama, porque saben que no les va hacer mal, porque no son tóxicos y prefieren estos a los remedios convencionales”.
En medio de tolas y pajonales, doña Antonia Litían elije entre su majada de 30 ovejas el cabrito más gordo que llevara para ofrendar a la Pachamama: “Si quiero que a mi ganado no le falte pasto, ni agua y se reproduzca con fuerza para el año, debo sacrificar un cordero, porque así como nuestra Santa Madre Tierra todos nos da, también no los quita si no somos generosas con ella”.

KOKENA



La leyenda dice que cada 31 de julio, de hace incontables años, el caos y la muerte amenazan a la Pachamama. Después de 12 horas de lucha, al mediodía del primer día de agosto, la tierra está a punto de ser vencida: el fuego amenaza quemarla y acabar con su fecundidad; el agua la acecha para inundarla y terminar con su consistencia: el aire quiere dispensarla y destruir su estabilidad. Por eso los lagunenses se congregan en masa y acuden en su ayuda. La alimentan y la consuelan para que recupere sus fuerzas y los proteja. La ceremonia se llama corpachada y tiene como principal animador al kokena, que baja del abra, junto a su llama para dar inicio con el ritual. En medio la plaza principal se cava un inmenso agujero, que minutos después se convertirá en un altar ceremonial, donde pobladores de Agua Calientes, Corral Blanco, Barranca Larga, los morteritos, Villa Vill, Belén, Londres, ofrendarán sus tributos: chicha, mazamorra, cordero, vino, coca , quinua y tabaco para que la Pachama no los haga pasar hambre y los proteja de las enfermedades.
“Yo siempre le encomiendo a ella mi salud, mi ganado, y mis trabajos. Ella nunca me falla. Pero eso sí para que la Pacha atienda mis suplicas es imprescindible tener fe y comunicarse con ella constantemente a través del rezo y los invite de comidas. Nunca le mezquino nada, siempre trato de tenerla llena y gracias a eso nunca me falta nada”, afirma Epifanía Rosa Salgado (50), que desde hace 7 años representa en el ritual a la Pachamama.
“Otra cláusula inviolable para honrar a la Pachamama, es respetar el medio ambiente y cuidar del ganado-advierte Jesús Gutiérrez, que durante la ceremonia personifica al Kokena, protector de los animales silvestres-. Durante muchos años la caza furtiva de vicuñas por los valioso de su lana (el kilo se cotiza a $2000) perturbo nuestra relación con la Pacha, pero afortunadamente desde el año 2003 el gobierno nos enseño a esquilarlas, para después liberarlas vivas y desde entonces la Pacha nos premia con abundante lana para tejer nuestros, puyos, ponchos y mantas. Hoy gracias a esa técnica la vicuña ya no es más un camélido en extinción en la zona y hoy podemos decir orgullosos que en la reserva de Laguna hay alrededor de 16 mil vicuñas”.

CORPACHADA

El sol castiga con fuerza al mediodía, mientras decenas peregrinos realizan su ofrenda ante la Pachamama. El primer tributo es el cordero de doña Antonia Litían, que es degollado ante una multitud, que mira azorada el sacrificio ritual. Luego de colocar los chimpas ( pompones de lanas anaranjada) para que la Pacha reconozca a sus dueños, es arrojado al pozo para dar comienzo oficialmente con la corpochada. Entre medio de coplas de agradecimiento, los lugareños depositan en sus ofrendas sus frustraciones y esperanzas. Mientras, doña Beneran de Gutiérrez, que representa a la curandera del pueblo enlaza en las muñecas de los oferentes el zurdo (un hilo trenzado de izquierda a derecha), que según sostiene no debe ser sacado hasta el 30 de agosto, si uno quiere que su hechizo de resultados. Con auténtica devoción cristiana hace la señal de la cruz y pide a la Madre Tierra, que los proteja de los maleficios.
Después de dos horas de constantes invocaciones y ofrendas, la boca de la Pachamama está llena y dice basta. Ha llegado el momento de tapar el pozo. La Pachamama bebió, comió, fumó, mascó coca: tuvo lo mejor, de lo poco que tienen los habitantes de Laguna Blanca. “Que la Pachamama los alumbre para que lleguen bien a sus hogares”, sostiene el Kokena, mientras de a poco, los peregrinos se van dispersando y perdiendo con el sol tras los cerros nevados, convencidos que la Pacha escucho sus ruegos y que el próximo año será mejor.

EN EL NOMBRE DEL PADRE


A los 75 años, Raúl Vera, goza de unas dispensas eclesiásticas que ni el propio Papa Benedicto XVI podría tener: ser abuelo, padre y sacerdote a la vez y tener un hijo cura, una situación absolutamente excepcional para el mundo clerical.
Por CARLOS QUIROGA
Fotos: JORGE SEGOVIA

El fenómeno tan particular, que ni si quiera al propio Morris West se le ocurrió en sus novelas eclesiásticas, ocurre en la Argentina, más precisamente en la diócesis de Rió Cuarto, Córdoba, donde después de haber quedado viudo y su condición de diácono permanente hicieron posible que el obispo Eduardo Martín lo invistiera con el orden sagrado. Desde septiembre del año pasado se desempeña como vicario parroquial de La Merced, en el barrio Alberdi, donde además de celebrar misas y administrar los sacramentos comparte su tarea pastoral con su hijo Raúl (42), quien lleva ya 17 años ejerciendo el ministerio sacerdotal. Después de mucho andar logramos que ambos hicieran una pausa en sus tareas y los juntamos para esta nota que abre las puertas a un reclamo largamente realizado que los sacerdotes puedan ser casados. Léala y saque sus propias conclusiones.
- ¿Cuándo se dio cuenta que tenía vocación de sacerdote?
Raúl padre- Mi esposa Graciela Gómez murió y después que hicimos todos los trámites de llevarla a la sala velatoria me quede con mi hijos (Daniel y Raúl) y me di cuenta que me quedaba solo y yo ya era diácono permanente, así que pensé que lo mejor era terminar mi vida consagrado a Dios y fue ahí donde comencé el tramite ante el obispo para poder llegar al sacerdocio. Les dije a mis hijos mis deseos y ellos estuvieron de acuerdo así que en ese mismo momento tomé la decisión. Había terminado una etapa con mi esposa, ahora he empezado otra al servicio de Dios.
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¿Pero usted siempre estuvo vinculado a la Iglesia?
- Sí, yo me acerque a Dios cuando tomé mi primera comunión y nunca más me aleje de Dios. Fui a los aspirantes de Acción Católica, luego seguí militando en los jóvenes, donde comencé mi apostolado de catequista. Fue precisamente en esa tarea donde conocí a mi esposa, aunque yo me puse un poco tarde de novio.
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¿Cómo es eso?
- Sí, yo me puse de novio ya grande para mi época, a los 27 años, porque yo quede huérfano a los 14 años,.Yo venía de una familia numerosa y muy pobre, entonces me tocó desde temprano hacerme cargo de la casa. Mi mamá le escribió a Eva Perón contándole lo que nos había pasado y ella me hizo nombrar como mensajero del correo y con ese sueldo manteníamos la casa. Ese motivo hizo que me tomará la familia al hombro y recién empecé a pensar en formar una familia cuando mis hermanos crecieron y se pudieron independizar.
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A Raúl hijo,¿ cómo influyó papá para que fueses sacerdote?
- Creo que influyó mucho el hogar cristiano donde me crié. Tanto papá, como mamá fueron un poco la vida pastoral de la familia y del pueblo donde vivíamos y ellos me contagiaron esas ganas de servir a Dios.
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¿Eran tantas las ganas que entran casi juntos al seminario no?
- Sí, cuando yo ingreso al seminario, papá comenzó sus estudios para diácono permanente (pueden casar, bautizar estando casados) y fue así que nos ordenamos juntos diáconos el mismo día. Fue una ceremonia muy emotiva, porque mamá entregaba al esposo y al hijo a Dios
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¿Y Raúl como tomaste la decisión de tu papá de consagrar la vida a Dios?
- Bueno a mí no me tomo como sorpresa , ya que antes que él nos comunicará su decisión mi mamá que estaba muy enferma nos había dicho a mi hermano y a mí que le gustaría mucho que lo acompañáramos a papá si el decía ser sacerdote, así que cuando él nos comento su deseo aquella noche de su muerte, lo aceptamos de inmediato ya que era lo que mamá quería para él.
- ¿Y Raúl padre, que sintió cuando sus hijos le ratificaron los deseos de su esposa?
- La verdad que me sorprendió, porque yo con ella este tema no lo había hablado nunca, así que una manera de homenajearla para mi ordenación sacerdotal fue incrustar las alianzas de nuestro casamiento en el cáliz (ver fotos). Yo la verdad que nunca me hice la idea de vivir solo, sin ella, habíamos vividos juntos 46 años de casados.
- Hasta acá hablamos de ustedes, pero hay un tercer integrante de la familia, Daniel, ¿Cómo ha tomado él que el padre y el hermano se hayan metido de curas?
Raúl Padre- Él lo ha tomado con mucha naturalidad, porque él también estuvo como seminarista un tiempo y además misionó durante un año y medio en Costa de Marfil y un año en Nicaragua. Pero finalmente se caso con Bibiana (que fue religiosa de Nuestra Señora de Los Apóstoles) y hoy nos han dado dos sobrinos/nietos maravillosos Pablo Francisco y Agustina. Actualmente siguen trabajando en la Iglesia.
- Usted Raúl padre corre con ventajas sobre su hijo a la hora de guiar al rebaño porque fue padre y esposo y puede orientar de otra manera.
- Sí, yo tengo la experiencia que da la vida y no el seminario y eso hace que pueda hablarle desde otro punto de vista a los fieles y a veces mis consejos son más prácticos, porque me sucedieron a mí, yo los viví. Y a la hora de la confesión entiendo un poco más a la gente, que debe luchar contra las tentaciones diarias que nos pone la vida. Pero debo reconocer que apenas me ordené le pedí consejos a mi hijo, para que me explicará como debía confesar a los niños por ejemplo.
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¿Raúl hijo, viendo la experiencia de papá que sirve para orientar al rebaño sigue pensando que los sacerdotes no se deben casar?
- Bueno el celibato no es voluntad divina de Jesús, sino una regla que la Iglesia la ha visto muy conveniente especialmente para el rito latino, pero en algún momento la cosa puede llegar a cambiar. Hay otros ritos como en Grecia y el Asia menor, donde la iglesia Católica Apostólica romana permite que sus sacerdotes se casen. Esos sacerdotes no pueden ser obispos, pero existe la figura del sacerdote casado.
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¿A Raúl padre, qué fue lo más hermoso que le dio el matrimonio y que su hijo por sus votos de celibato no podrá disfrutar?
- De una compañera que te acompañe siempre, que nos hace más fácil la vida, porque uno resuelve los problemas o proyecta cosas en comunión con otra persona. Es muy lindo tener una esposa cuando se ama de verdad. Graciela, mi esposa me acompañó permanentemente en mi tarea pastoral. Yo fui un privilegiado de Dios al lado de esa mujer.
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¿Se puede entregarse completamente a Dios estando casado?
Raúl hijo- Sí, así como el celibato es en su signo de una entrega muy profunda, el matrimonio como tal, como lo ha tenido papá también puede ser un signo concreto de entrega total al evangelio. Creo que el matrimonio bien llevando no es contradictorio al sacerdocio, creo que también sería un buen signo.