martes, 8 de marzo de 2011

LOS MICROCRÉDITOS LES CAMBIARON LA VIDA

Más de 8.000 mujeres salieron de la indigencia gracias a los prestamos que recibieron de Pro Mujer, una entidad sin fines de lucro, creada con el objeto de ayudar a la mujer a empoderarse y mejorar su calidad de vida. Hoy el éxito de esa cultura solidaria está a la vista, no solo vencieron a la pobreza, sino que además lograron que el hombre las valore y respete más.
Por CARLOS QUIROGA
Fotos. CARLOS VILLAGRA


“Yo siempre tuve ganas de progresar, pero la falta de capital y la imposibilidad de acceder un crédito bancario porque carecía de garantes solventes y casas para hipotecar, tiraban por tierra cualquier emprendimiento que podía iniciar. Pero mis sueños se comenzar a concretar cuando accedí por primera vez a un micro crédito de Pro Mujer. Hoy tengo una sandwichería y estoy contemplando la posibilidad de poner una gomería. Acá lo único que nos pedían, es que tengamos ganas de trabajar y que seamos puntuales en el pago. No sólo mejore mi situación económica, sino que aprendí buenos hábitos”, sostiene Josefina Domínguez, en el centro focal Rigoberta Menchú del barrio San Alfonso, a 50 cuadras del centro salteño.
Josefina es una de las 8,588 mujeres argentinas que salieron de la indigencia gracias a los micro créditos que otorga Pro Mujer, una entidad sin fines de lucro, creada en 1990 en Bolivia con el objeto de ayudar a la mujer latinoamericana a empoderarse y mejorar su calidad de vida y la de sus familias. “El 99 % de nuestras socias, son mujeres, porque está comprobado que las mujeres invierten el 90 por ciento de su ingreso en sus familias, mientras que los hombres solo un 30 o 40 por ciento. Cuando las mujeres progresan y alcanzan el éxito, los beneficios en el hogar se ven de inmediato: la salud y alimentación de la familia mejora, y aumenta el ingreso y los ahorros en el hogar”, explica José Morales, director ejecutivo de la institución.
“El primer paso fue capacitar a las mujeres y a medida que iban avanzados, se veía sus progresos en sus familias e inclusive el hombre, que en muchos casos había tenido sometido a sus mujeres la comenzaba a respetar. Pero muchas veces la falta de recursos económicos frenaba el crecimiento que había conseguido y fue ahí cuando surgió la necesidad de ver como la financiábamos para que ellas también pudieran contribuir al hogar”, afirma Morales. Hoy después de aquel comienzo, Pro Mujer lleva otorgado $6.000.000 en créditos en Salta, Jujuy y Tucumán.

CULTURA SOLIDARIA


Entre mates y llantos de guaguas, 20 mujeres, de distintos barrios periféricos de Salta, se congregan en el centro focal Rigoberta Menchú, para participar de la reunión quincenal de la banca comunal, Esfuerzo de Mujer, donde Cristina Retamoza, es la encargada de velar que las socias no se retrasen en el pago de los créditos: “Acá los prestamos no son personales, sino comunitarios, por lo tanto todas somos responsables que devolvamos la plata en tiempo y forma a Pro Mujer. Nosotras mismas decidimos a quien se debe prestar, depurando a las que puedan ser malas clientas. Pero también somos solidarias ante alguna dificultad que pueda surgir, porque ninguna estamos exentas de algún día no poder pagar. Cuando vemos que algunas de nuestra socias no pueden cumplir, porque le fue mal en el negocio, o tuvo un problema de salud, organizamos rifas para auxiliarla, porque estamos convencida que la unión hace la fuerza”.
“Hoy el éxito de esa cultura solidaria está a la vista. La mora en los créditos es ínfima, apenas llega al 2%, cuando en lo bancos supera el 10 %”, afirma José Morales, presidente de la institución.

PREVENIR, MEJOR QUE CURAR


“El éxito económico de los micro emprendimientos muchas veces chocaban con la salud deteriorada de sus emprendedoras, que víctimas de largas enfermedades veían como sus esfuerzo y las ganancias de años se les escurría como agua entre los dedos. Fue entonces cuando surgió la necesidad de crear un sistema adecuado de salud para que las contenga. Hoy junto con el pago mensual del crédito, le cobramos $10 que van destinados a cobertura médica en las especialidades de ginecología, pediatría, odontología y oftalmología para el grupo familiar- afirma Morales-. Dentro de las bancas comunales nombramos una responsable de bienestar, que es la encargada de bregar por la salud del grupo, haciendo hincapié en la prevención.
“Acá en la banca comunal no sólo aprendimos a ser responsables de nuestros emprendimientos, sino también de la importancia de hacernos un papa Nicolau, también nos enseñaron como usar adecuadamente los métodos anticonceptivos para que la familia no se agrande de más y ahora nuestros hijos se van a capacitar en planificación familiar para que no comentan nuestros mismos errores”, asiente Mabel Corregidor.
“. La idea es que las mujeres participen en campañas preventivas de cáncer de mama, enfermedades del corazón, diabetes y control del embarazo. En el 2009 hemos tenido 7400 atenciones, ahora a junio de este año ya llegamos a las 6.300, o sea que la gente va asumiendo la importancia que es estar sano”- afirma Morales.

AHORA, ELLAS MANDAN


“La puesta en marcha de los micro emprendimientos no solo sirvió para que saliéramos de la indigencia, sino también para que nuestros esposos nos empezaran a valorar y a respetar”-sostiene orgullosa Josefina Domínguez-.
“Ahora indirectamente competimos por quien aporta más. Y muchas veces ellos se quedan con los chicos y nos colaboran con las tareas domésticas. Ahora cambiaron los roles- bromea Mabel Corregidor.
“Uno de los objetivo de la institución siempre fue que las mujeres se empoderen (se vuelvan poderosas en el buen sentido) para librarse así mismas de la pobreza-comenta Morales- . Por eso desde la institución la capacitamos en violencia familiar y en los derechos de la mujer. Y la igualamos con los hombres”.
“Y de hecho lo lograron- replica Mirtha Guerra, - yo antes tenía que pedirle plata a mi esposo si quería hacer algo, ahora en cambio dependo de mi misma. Creo que las mujeres somos más guapas, el hombre produce lo justo, en cambio nosotras siempre queremos más para satisfacer alguna necesidades de nuestros hijos que está pendiente o alguna cosa que haga falta para la casa. Ahora yo decido cuando se cambia la heladera. Y hoy gracias a mi esfuerzo pude costearle la carrera de veterinario en Corrientes a mi hijo Carlos Daniel, que si Dios quiere para fin año se me está recibiendo”.
Cuando la economía se vino abajo, Mirtha no dudo en pedir un préstamo en Pro Mujer para poner a trabajar a full su taller de artesanía en alpaca” Hoy no sólo he logrado subsistir, sino autoabastecerme de material y agrandar mi casa y si no crezco más no es por falta de posibilidades, sino por la escasez de mano obra “, afirma orgullosa, mientras muestra los portarretratos, las cajas de té, los candelabros y alhajeros, cuidadosamente elaborados por sus manos.
“La idea siempre fue no quedarnos en una intervención asistencialista, sino proporcionarles las herramientas para que cambien el yo no puedo, por el sí puedo y hoy después de cinco años en la Argentina creo que lo logramos”, concluye el Director Ejecutivo de Pro Mujer, José Morales, que sueña para el año que viene extender la institución a Chaco y Santiago del Estero, donde todavía la pobreza hace estragos.