domingo, 6 de septiembre de 2015

A 25 AÑOS DEL CASO MARÍA SOLEDAD



“Es mentira que el tiempo cura las heridas”
Ada y Elìas Morales aseguran que su dolor se agiganta, mientras los asesinos de su hija, Guillermo Luque y Luis Tula volvieron a hacer una vida normal. ¿ Qué pasó en Catamarca para que un cuarto de siglo después, los  Saadi volvieran  a gobernar?.
Por CARLOS QUIROGA
Fotos: FABIÁN MATTIAZZI, JULIO CARRIZO



El próximo 8 de setiembre se cumplen 25 años del crimen de María  Soledad. A excepción de Ada y Elías Morales, sus padres, son muy pocos los  que aún  tienen presente el caso: “Quizás porque muchos de los que fueron testigos de esa época ya murieron y por desgracia, los medios de comunicación locales tampoco hicimos mucho para  mantenerlo vigente- sostiene ante GENTE, Sergio Orellana, Secretario de Redacción del diario La Unión. Solo cuando los turistas preguntan por aquella chica que fue la tapa de los diarios del mundo, algún mozo memorioso se atreve a contar que sucedió, mientras  que sus asesinos, Guillermo Luque (49) y Luis Tula (51), que ya purgaron su condenas, caminan libres por las calles, sin ser reconocidos. Solo el monolito, que recuerda donde apareció la joven, violada y desfigurada permanece firme a la entrada de Tres Puentes, cuando uno ingresa a la ciudad. 

“CHAU MA, NOS VEMOS MAÑANA”


A pocos kilómetros del monolito, Ada y Elías Morales siguen habitando la misma casa, con patio de tierra, en la que despidieron con vida por última vez a su hija, antes que partiera al boliche Le Fe Rougue  a participar del baile que había organizado junto a sus compañeras, para viajar de gira de fin curso  a Carlos Paz. “Aunque hayan pasado 25 años, para mí sigue siendo ayer. Y cada tanto vuelve a mi mente aquella noche trágica. Cuando llena de sueños se subió a la camioneta con mi esposo y desde la cabina, se despidió diciéndome “Chau má ,nos vemos  mañana- sostiene  doña Ada, mientras, Elías asiente con un gesto, porque ya casi no habla como consecuencia de un ACV, que le impide pronunciar con claridad. Sí él se esforzará un poquito e hiciera el tratamiento con la fonoaudióloga estaría mucho mejor”.
¿Es cierto que el tiempo borra todo y da resignación?: “No, al contrario para mí  el dolor se agiganta. Los otros días me reuní con las compañeras de mi hija  para organizar la misa que hacemos todos los años en el colegio San José del Carmen y al reencontrarme con ellas sentí una profunda  tristeza, porque al  verlas rodeadas de hijos, ya profesionales, era ver los sueños truncos de Sole, que de vivir seguramente me hubiese dado nietos y estará trabajando de maestra jardinera, como tanto deseaba”.
Aunque nunca encontró resignación Ada  está convencida que el crimen de su hija sirvió para marcar un antes y un después en la historia de Catamarca: “Las marchas del silencio que encabezaba la hermana, Marta Pelloni, sirvieron para que las víctimas de la impunidad, perdieran el miedo y encontrarán una nueva manera de protestar”. ¿Sin embargo 25 años después, otra vez un Saadi  gobierna la provincia?: “Con respecto a ese punto no voy hablar”.

Su silencio sobre el tema, expresa mucho más que mil palabras. No me hace falta preguntar nada, para convencerme, que la elección de Lucia Corpacci Saadi como gobernadora de Catamarca, es una puñalada dolorosa que se clavó en sus entrañas, ya que el crimen de su hija sirvió para destituir a Ramón Saadi, primo hermano de la actual mandataria. 

EL CLAN VOLVIÓ A GOBERNAR


Hoy “El Gallo Negro”, como  supieron apodar a Ramón Saadi, aparece poco y nada por la provincia: “Vive más en Buenos Aires, pero los hijos de los funcionarios que lo acompañaron en su gestión, reaparecieron  ocupando cargos de relevancia junto Lucia Corpacci Saadi: Raúl Jalil volvió a ganar la intendencia capitalina como supo hacerlo su padre, José hasta que fuese intervenido por  Luis Prol en la década del 90. Guillermo Ferreyra, hijo del entonces comisario, Miguel Ferreyra, acusado en su momento de encubrir el caso, se postula para las próximas elecciones como candidato a intendente del departamento Esquiú y Edgardo “Jopo” Macedo, recordado por ser uno de los más férreos defensores del régimen saadista , se desempeña en la actualidad como jefe de gabinete”, sostiene desconcertado    un testigo privilegiado  de aquella época, que prefiere mantener su nombre en reserva. 

DE ACUSADO A ABOGADO


El 17 de abril del 2006, Luis Raúl Tula (51) recuperó definitivamente la libertad, luego de haber cumplido los dos tercios de la condena(6 años)  como participe secundario del crimen de María Soledad y en noviembre del 2009 juró como abogado en el foro local, después de haberse graduado en la universidad de La Rioja, aunque los estudios los comenzó en la universidad de Catamarca durante la época que purgaba su condena en el penal Julio Herrera: “Yo nunca me preocupé por estudiar, mi único contacto con las letras tenían que  ver el suplemento deportivo de los diarios. Pero cuando caí preso, me comencé a preocupar por lo que me podía pasar y comencé a leer el código penal y fue ahí cuando emergió la vocación de abogado”.

De impecable traje oscuro, se sorprende cuando GENTE lo descubre saliendo del juzgado laboral y en tono amenazante nos advierte: “Saquen fotos nomás, después van a tener que pagar las consecuencias, porque yo hice una presentación en el juzgado federal para resguardar mi intimidad” y de inmediato se sube a una camioneta ecosport, que denota su buen pasar económico, aunque todavía no pagó los $250.000 de indemnización como resarcimiento a la familia Morales: “Nosotros decidimos donar ese dinero al hospital Niños, pero la institución nunca lo pudo cobrar, porque al momento de la sentencia, ellos se declararon insolventes”, se lamenta Ada. Ya no vive más en la calle Ayacucho con su compañera de entonces, Ruth Salazar. Y según registra el archivo del diario El Ancasti, en los últimos días estuvo abocado a defender a un docente acusado de abusar a un menor.

NEGOCIOS INMOBILIARIOS


A diferencia de Tula, Guillermo Luque (49), condenado a 21 años como coautor responsable por el crimen de María Soledad, nunca se recibió de abogado (al momento del hecho cursaba los estudios en Buenos Aires) y hoy con varios kilos menos, vive de los negocios inmobiliarios. Al menos eso se advierte en su página de Faceboock, donde algunos clientes lo consultan sobre el alquiler de propiedades. 
En  el 2011 perdió a su padre, Ángel (ex diputado nacional y mano derecha de ramón Sadi), que apostó en vano todo su poder político y patrimonial para que  sea declarado inocente. Aunque no lo reconozca públicamente está convencido que lo condenaron por ser el  hijo de, por eso cuando lo tentaron para que haga política su rechazo fue contundente: “No, yo no quiero que mis hijos, sufran lo que yo pasé. Pero por una cuestión  de convicción sigo siendo peronista”, afirma ante sus más íntimos. De aquella época majestuosa, solo queda en pie la  mansión que lo cobijo durante esos años, que según confiaron vecinos a GENTE ya no le pertenece más. Pero todavía se puede leer en la entrada el cartel de Puerta Hierro, que hace referencia a la  casa que usó Perón durante su exilio en España.
 Ya tampoco está su fiel abogado, Víctor Pintos. Con su muerte, Luque perdió también  la posibilidad de recurrir a un tribunal internacional para que revea la sentencia. Separado de  Florencia Alustiza, dedica su tiempo libre a compartir con sus hijos,  Tomás (18) y Jazmín (13).

Mientras Ada y Elías aseguran que nunca podrán mitigar el dolor que le provocaron los asesinos de  su hija: Todavía me cuesta entender como estoy de pie después de todo lo que me pasó. Daría mi vida, para volver a tener a Sole sentada en la cabecera de la mesa”