domingo, 18 de diciembre de 2011
EL OLOR A CARNE QUEMADA ERA INSOPORTABLE
-¿Y cuando quemaban los cuerpos?
-Después de las ejecuciones. El pozo por lo general había sido rociado con anterioridad con nafta o querosén y siempre había leña a mano para quemar los cuerpos. Al día siguiente de las ejecuciones, cuando pasábamos por el pozo veíamos algunos huesos y el olor a carne quemada, era insoportable.
-¿Y usted durante esas ejecuciones pudo reconocer algún detenido?
-Sí a Ana Corral y a Luis Falú.
-¿Esas ejecuciones quedaban registradas en algún lado?
-Sí, había un libro de guardia donde figuraba el nombre de los detenidos, el documento y la fecha de ingreso. Después de las ejecuciones le ponían viajó o lo tildaban con una cruz.
-¿Y usted cómo vivía toda esa situación?
-Con mucha indignación. Constantemente me reprochaba haber elegido ir allí. Yo estaba en campo e Mayo y pedí que mandaran a Tucumán porque estaba muy intrigado por lo que sucedía con la guerrilla, pero nunca me imaginé el horror que iba a vivir allí.
-¿Y usted por qué se animó a romper el silencio?
-A pesar de las advertencias que no digamos nada de lo que sucedía allí, yo no podía admitir esas atrocidades. Hubo varias noches que no podía dormir, porque las pesadillas de los fusilamientos me eran recurrentes, así que en 1994 me presenté ante la CONADEP para contar la verdad, que hoy después de las pruebas que se encontraron, ya nadie puede discutir.
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