domingo, 18 de diciembre de 2011
EL SOBREVIVIENTE
El doctor Roberto Aujier, fue uno de los pocos sobrevivientes del arsenal Miguel de Azcuénaga y cuando todavía una gran parte de la sociedad tucumana se negaba a creer las atrocidades cometidas por un Antonio Domingo Bussi, que gracias al voto popular había llegado a gobernador, aceptó a regañadientes contarme sobre el horror que había vivido allí.
“Recuerdo que minutos antes de la medianoche un grupo de gendarmes iba llamando a los prisioneros, que de seguro serían fusilados, porque jamás volvían”. Yo jamás vi a Bussi, porque vivíamos con los ojos vendados, pero se decía que él era el que ejecutaba y yo tengo firmes razones para pensar que era así, porque cuando se decía que él venía, se producía un gran revuelo en el arsenal. Y al otro día el olor a carne quemada se volvía insoportable. Nos era imposible comer”.
“A mí me secuestran en la puerta del colegio Nacional de Aguilares, dos muchachos jóvenes en una camioneta y me llevan al arsenal. La vida allí era muy dura, muchos preferían morir a vivir en ese infierno. Nos despertaban a la 6 de la mañana al divino botón nomás. A eso de las 9 nos daban un vaso de leche y de ahí nos sacaban a cortar pasto con la mano, hasta las 14 que nos daban de comer. Siempre era polenta vieja y la sobra de los soldados. Después seguíamos trabajando hasta que llegaba la hora de los interrogatorios, que se hacían en unas casillas que estaban en las esquinas del galpón. Va más que interrogatorio nos torturaban. Algunas veces con picana sobre el cuerpo desnudo, otras nos enterraban y los azotes eran cosas de todos los días y aquí puede ver las marcas”, dice Aujier mientras se saca la camisa y señala su espalda. La jornada terminaba a eso de las 20, a veces nos daban cena, otras no”.
“Todos sabíamos que nos iban a matar- afirma el doctor Aujier-. Ir al arsenal significaba estar condenado a muerte. Yo me salve de correr esa suerte, porque mi señora le escribió una carta al teniente general Benjamín Menéndez, que sabía que era un hombre de bien e intercedió ante Bussi para que recuperara mi libertad. De no haber si así, no le estaría contando lo que me tocó vivir”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
esto es historia, espero que alguien haga una recopilacion de estas publicaciones y deje para las generaciones venideras elementos para que juzguen saquen sus propias conclusiones.-
ResponderEliminar