-¿Qué
significa Huellas de la Patria para la vida de Mario Ance?
-Este programa me dio innumerables satisfacciones a lo
largo de mi vida, porque no solo me permitió hacer lo que me gusta, sino además
me dio la posibilidad de conocer a esos amigos sin rostro que son los oyentes. Era frecuente que cuando me daban
alguna distinción en un festival al
bajar del escenario se me acercaba mucha gente joven a saludarme y a decirme
que me escuchaban. Un día se me vino
hasta mí un chango que me hizo llorar de
la emoción, porque me contó que cuando él era chico iba con su papá y sus
cuatro hermanos a pelar caña en el surco y que su trabajo se detenía
puntualmente a las 14 horas para hacer
una pausa en la ardua jornada laboral y
escuchar mi programa, mientras su papá
les decía eso es lo que ustedes tienen que escuchar, porque el folklore es lo
que identifica a la Patria.
-¿Cuál
es el secreto para que la audiencia le haya sido fiel durante estos cincuenta
años?
- Cuando empecé a hacer el programa no existía Google,
así que a mí no me quedaba otro remedio que investigar quién era cada autor, para poder contarle al oyente
un resumen biográfico del intérprete que
estaban escuchando. De hecho hoy prefiero leer de mis apuntes y no de internet y creo que esa diferencia fue lo que hizo que la
audiencia me siga escuchando, porque hoy es muy común que en muchas remisoras
pasen varios temas musicales sin mencionar ni si quiera el nombre del tema
que está sonando.
-¿De
los folkloristas famosos a quién no
entrevistó?
- Entrevisté a
todos, pero al que más me costó acceder
fue a don Atahualpa Yupanqui. Era un hombre muy reacio a dar reportajes
y rocíen lo pude entrevistar cuando fray Alberto Quijano, que por entonces era
asesor eclesiástico de la radio lo
invitó almorzar a su casa. Eso sí tuve que hacer una antesala de cuatro horas
para darme el gusto, pero la espera valió la pena, porque pude conocerlo en profundidad.
- ¿Y
hasta cuando va seguir conduciendo Huellas de Nuestra Patria?
-Hasta que Dios me diga basta, hasta aquí llegaste.