Aunque según cuenta su atracción por el micrófono comenzó
mucho antes durante su adolescencia: “Yo vivía a media cuadra del club Villa Luján, centro
pugilístico por excelencia en Tucumán y
mi gran entretenimiento era decir por los altoparlantes del estadio: “segundos
afuera, primer round”. Luego seguí desarrollando mi vocación de locutor en el
parque Avellaneda, donde solían poner temas musicales y a mí me tocaba anunciarlo y decir a quien estaba dedicado.
Y cuando entre a trabajar al correo a mediados de 1950, una de mis funciones
era hacer de locutor en todos los actos que organizaba la institución. Por eso
cuando abrió Radio Nacional Tucumán en 1966, el jefe del correo no dudo en
solicitarle a las autoridades de la Secretaría de Comunicaciones que me trasladaran
para que pudiera formar parte de la
nueva emisora”.
“Recuerdo que una de las primeras instrucciones que recibimos de aquel primer director, Delio
Octavio Longo fue que investiguemos cual era la música que los tucumanos
querían escuchar, ya que la radio por ese
entonces solo se limitaba a poner música clásica. La respuesta llegó el 1
de mayo de 1967 para una comida por el
día del trabajador. Ese día Zoilo Gómez que hacía de operador decidió poner en
automático la transmisión y programó esas dos horas destinadas al almuerzo con
música folklórica para poder comer tranquilos, pero grande fue nuestra sorpresa
porque el teléfono no paraba de sonar y
así nació “Huellas de Nuestras Patria “.
-¿Y usted fue el primer conductor?
-No, yo por entonces
trabaja en la discoteca y se me encomendó la tarea de ser el seleccionador de
los temas folklóricos que íbamos a poner y en mis ratos libres me llegaba por
el estudio, porque a decir verdad le tenía
un hambre terrible al micrófono y
fue ahí cuando Carlos Cufré me invitó a
que participará leyendo sus libretos. Para qué, a mi salsa me llamaron y al poco tiempo nomás Cufré debió renunciar
porque se trasladaba con su esposa a Mar del Plata y a partir de ahí quedé al frente de “Huellas de Nuestra
Patria”.
- Su
espacio no paso desapercibido y pronto lo invitaron a participar del escenario
mayor del folklore argentino, el Festival de Cosquín. ¿Cómo fueron esos años?.
-Maravillosos. Durante 14 años representé a Tucumán en la
comisión municipal del Festival de Cosquín y esa posibilitad me permitió que me
moviera detrás de las bambalinas como si
estuviera en mi casa y ahí tuve la oportunidad de conocer en persona a todas las voces de la música nativa y
entablar con ellas una estrecha relación. De hecho es común que
cuando pongo un tema de aquellos interpretes, haga referencia a alguna anécdota
de aquellas charlas. Por suerte Dios me dio una memoria privilegiada.
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