Aunque la vida la haya rodeados de nietos (los cinco varones), Ada Morales sostiene que es mentira que el tiempo borra todo y que María Soledad está presente permanentemente: “Cada vez que veo en los noticieros que asesinan a una chica, revivo el crimen de mi hija. Y ahora que los nietos crecen, son ellos los que preguntan qué paso con esa tía famosa, que hoy debería tener 38 años y que los asesinos los privaron de conocer”.
Los Morales siguen habitando la misma casa de Valle de Viejo donde una mañana primaveral de 1990 la policía le dio la peor noticia de sus vidas: el cuerpo sin vida de María Soledad había sido encontrado por obreros de Vialidad a la vera de la ruta 38 .
“Hoy siento dolor e impotencia de saber que los asesinos de mi hija estén libres.. No voy a negar que me cuesta aceptar esta situación, pero hay una ley, que debo respetar, aunque me duela, me lastime como madre. Quizás mi error haya sido no convertirme en querellante, para poder apelar”.
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