- Otro culto famoso en Concepción es el de “Enriquito”. ¿lo curioso de esto es que se da el rito da la autoflagelación?.
- Sí así es. Enriquito murió en el año 25, según me contaron tenía problemas mentales y le gustaba mucho jugar entre los vagones en la estación ferroviaria de Concepción y un día quedó enganchado entre las vías y se murió ahí. Luego su mamá le construyó un monumento y comenzó a correr la voz que hacía Milagros. Recuerdo que cuando fui con el Negro Font a hacer la crónica de ese fenómeno, descubrí que había botellas y vasos donde había metido dinero. Sobre el cajón de Enriquito había un talero que usaba ritualmente para azotar las manos de los borrachos. Mientras lo hacían, repetían “Para que no sea gastador”, “Para que no sea Gastador”. Las mujeres de los promesantes eran las que más fe ponían, ya que si el finado Enriquito los curaba iban a poder administrar el salario del marido.
- Los cultos a los muertos cayeron en desgracia durante el gobernador de Antonio Domingo Bussi como gobernador de Tucumán pero Enriquito se salvo. ¿Por qué?.
- Lo que usted dice es cierto. Durante su gobierno mandó a tirar el eucalipto del cementerio del Oeste donde le rendían culto a Bazán Frías y todo vestigio de culto profano, pero curiosamente el finao Enriquito se salvo, porque sus devotos encontraron la manera de protegerlo. Llenaron la tumba de banderas argentinas y cuando pregunté porque, recibí una respuesta que me dejo azorado: “Lo hemos embanderado para que no los toquen los milicos”.
- Si no daba resultado el rito de flagelación, muchas mujeres iban a Río Seco a pedirle al finao Arrieta.
- Efectivamente. La tumba de Arrieta funcionaba como una especie de bodega. Allí se añeja vino. Según cuenta la leyenda una vez añejado en la tumba tiene propiedades curativas, que al primero que cura es al borracho.
- Sí así es. Enriquito murió en el año 25, según me contaron tenía problemas mentales y le gustaba mucho jugar entre los vagones en la estación ferroviaria de Concepción y un día quedó enganchado entre las vías y se murió ahí. Luego su mamá le construyó un monumento y comenzó a correr la voz que hacía Milagros. Recuerdo que cuando fui con el Negro Font a hacer la crónica de ese fenómeno, descubrí que había botellas y vasos donde había metido dinero. Sobre el cajón de Enriquito había un talero que usaba ritualmente para azotar las manos de los borrachos. Mientras lo hacían, repetían “Para que no sea gastador”, “Para que no sea Gastador”. Las mujeres de los promesantes eran las que más fe ponían, ya que si el finado Enriquito los curaba iban a poder administrar el salario del marido.
- Los cultos a los muertos cayeron en desgracia durante el gobernador de Antonio Domingo Bussi como gobernador de Tucumán pero Enriquito se salvo. ¿Por qué?.
- Lo que usted dice es cierto. Durante su gobierno mandó a tirar el eucalipto del cementerio del Oeste donde le rendían culto a Bazán Frías y todo vestigio de culto profano, pero curiosamente el finao Enriquito se salvo, porque sus devotos encontraron la manera de protegerlo. Llenaron la tumba de banderas argentinas y cuando pregunté porque, recibí una respuesta que me dejo azorado: “Lo hemos embanderado para que no los toquen los milicos”.
- Si no daba resultado el rito de flagelación, muchas mujeres iban a Río Seco a pedirle al finao Arrieta.
- Efectivamente. La tumba de Arrieta funcionaba como una especie de bodega. Allí se añeja vino. Según cuenta la leyenda una vez añejado en la tumba tiene propiedades curativas, que al primero que cura es al borracho.
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