Los datos aportados por la ONU. son coincidentes con la realidad que palpan a diario en la Fundación María de Los Ángeles las asistentes sociales Elizabeth Saavedra y Gilda Zurita: “Acá las victimas que llegan son captadas a través del engaño de una oferta laboral. Acá no se presenta el proxeneta y las secuestra, por lo general el que hace el trabajo de reclutamiento es alguien cercano a su entorno, puede ser una amiga, una vecina, una compañera de colegio y algunas veces inclusive hasta un miembro de la misma familia. Por lo general son chicas que tienen las necesidades básicas insatisfechas y ante la posibilidad de mejorar su vida, aceptan lo que le ofrecen sin medir riesgos”.
“No podemos decir que una victima de trata es
victima por ser pobre. Por lo general las que terminan siendo captadas son
personas que están en un estado de vulnerabilidad ya sea económico, sentimental
o familiar. Las edades de las víctimas van desde los 14 a los 25 años. La
mayoría de los casos son del gran San Miguel de Tucumán”·, puntualizan las
asistentes sociales.
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