Este año la competencia que largará el próximo 5 de
enero desde el monumento a la bandera en
Rosario no sólo pondrá a prueba
la destreza de sus hábiles competidores, sino que será un desafío a la resistencia física de los
pilotos, que deberán recorrer 1.000 kilómetros más que en la edición anterior,
debutando en territorio boliviano, donde los conductores de motos y cuattriciclicos
atravesarán el majestuoso salar de Uyuni
para luego enlazar con el desierto
chileno con miras a la ansiada meta final en Valparaíso .
Sin lugar a dudas que el atractivo principal de la
prueba estará puesto en las dos maratones , donde los pilotos de motos deberán atravesar las pruebas más exigentes ,enfrentando
la noche en un campamento solitario sin asistencia técnica, lo que los obligará
a cuidar sus máquinas al máximo para poder disputar en condiciones la próxima
etapa.” Se trata de hacer lo mismo que los primeros corredores del Dakar. Esta
competencia es velocidad, road book, pero también implica la resistencia del
hombre y de la máquina”, explica David
Castera, director deportivo de la prueba.
“Esas etapas se correrán en la provincia de San Juan
y el Salar de Uyini y es probable que cuando los pilotos lleguen al campamento lo hagan con los neumáticos destruidos ,por
eso será fundamental el rol que juegue la estrategia”, estimó Castera, que le
adjudica un papel preponderante a la tarea que cumplirán los mochileros
(competidores que tienen como único objetivo colaborar con los principales
corredores del equipo) que deberán economizar gomas para posibilitar que su compañeros salgan en
perfectas condiciones el día siguiente”.
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