Su calvario comenzó el 13 de marzo de 1994 cuando jugando
para las divisiones juveniles de Universitario en un partido contra el Jockey
Club de Rosario se fractura la cuarta y quinta vértebra: “Fue una jugada
totalmente fortuita. Ocurrió después de un tackle francés, cuando un rival
mucho más pesado que yo cayó sobre mis espaldas. La lesión fue instantánea.
Apenas llegamos al sanatorio le pedí encarecidamente a mi padre que me informara sobre las
consecuencias del accidente. Él con gran dolor y extrema crudeza me reveló que
había quedado cuadripléjico”. Pero en lugar de entregarse, decidió enfrentar
las 72 horas siguientes con total entereza: “ Los médicos habían diagnosticado
que yo estaba a un paso de perder por completo mi capacidad respiratoria y
cualquier descuido me podía provocar la muerte. Yo decidí vivir y pase esas 72
horas sin dormir”.
Los años siguientes no fueron sencillos de
sobrellevar para Diego, a pesar de los esfuerzos de los médicos que lo
atendieron y los avances de la ciencia solo pudo recuperar un poco de
movimiento y sensibilidad en el hombro:
“Yo no muevo ni las manos ni las pernas. Dependo para todas las tareas de mi
vida diaria de la asistencia de alguien, que en este caso es mi papá”. Pero eso
no fue impedimento, para que siguiera
dando batalla y cuando recuperó sus facultades neurológicas no dudó en
inscribirse en la Facultad de Derecho de la Universidad del Norte Santo Tomás
de Aquino, donde en cuatro años y ocho meses egresó con el título de abogado y
mediador con el segundo mejor promedio, para después graduarse como escribano.
-¿Cómo
hacías para estudiar, siendo cuadripléjico?
- Me arme de un atril como eso que tienen los
músicos y lo adapte a la cama, para que pueda apoyar los libros. Eso sí, cuando
no estaba mi papá, me costaba horrores poder pasar a otra página, pero con
esfuerzo lo lograba.
Hoy desde su rol de abogado, brega para que las
obras sociales, que muchas veces son rehacías a cubrir los costosos
tratamientos a los que se deben someter los discapacitados hagan valer sus
derechos y lucha a diario a través de la presentación de amparos, para que no
sean discriminados en el los ámbitos laborales y educativos. Para ello se vale de un programa de voz, mediante el cual le dicta a
la computadora sus escritos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario