martes, 9 de marzo de 2010

ABANDONO, POBREZA Y CARCEL














“Yo sé los que pasan esos chicos, porque yo también fui una niña abandonada- afirma Milagro - .Según me supieron contar el que supuestamente era mi papá me dejó en una caja de zapatos en el hospital de Niño, porque él tenía que hacer el servicio militar y mi supuesta mamá me había abandonado. Allí me recibió quien sería mi mamá adoptiva, Desideria de Sala, que por entonces se desempeñaba como supervisora del hospital”.
“Tuve una infancia feliz hasta los 14 años, que me entere que era adoptada. Para mi fue muy duro conocer esa realidad. Recuerdo que la enfrenté a mi mamá y le dije que me dijera la verdad, ella impotente por lo que estaba sucediendo, se puso mal y me dio una cachetada: Yo soy tu mamá, no tenes otra mamá que yo. Indignada por lo que me había mentido decidí irme de la casa y ahí conocí lo que es el frío, no tener para comer, por eso entiendo en carne viva a esos chicos que golpean la puerta de mi casa”-
“Yo siempre quise trabajar, pero por el hecho de ser mujer me discriminaron. Al principio quería lustrar zapatos, pero me corrían porque según decían, esa era tarea de hombres. Acusada por la necesidad conocí malas amistades y comencé a robar y fue entonces que termine cayendo a la cárcel. Pero te juro, yo sólo robe porque el hambre me apretaba y sabes muchas veces él que va a la cárcel no es el vivo, sino es el perejil, el tonto. Los que hacen los grandes robos nunca van presos”.
Esa discriminación que sufrió por ser mujer, hizo que a la hora de poner en marcha su organización las mujeres tuvieran un lugar preponderante: “Acá volteamos varios mitos y le demostramos a los hombres que las mujeres podemos ser tan buenas o mejores que ellos en oficios que eran exclusivamente de hombres como la albañilería y la metalurgia”

No hay comentarios:

Publicar un comentario