Están los que la acusan de pertenecer a una banda cuasi mafiosa y armada y los que la veneran hasta casi santificarla, porque gracias a la organización que preside, Tupac Amaru, consiguieron casa, trabajo y la esperanza de un futuro digno para sus hijos. Viajamos a Jujuy para conocer la verdadera historia de está mujer que de la nada se convirtió en una referente nacional de las organizaciones sociales.
Por CARLOS QUIROGA
Fotos: JORGE SEGOVIA
Su pasado de pobreza droga y cárcel no fueron impedimento para que Milagro Sala (46) se abra camino en la vida y se convierta en una referente de las organizaciones sociales a nivel nacional. Están los que la acusan de pertenecer a una banda cuasi mafiosa y armada, como el senador nacional Gerardo Morales, que la responsabiliza por el escrache que sufrió en su Jujuy natal y los que la veneran hasta casi santificarla, porque gracias a la organización que preside, Tupac Amaru, consiguieron casa, trabajo y la esperanza de un futuro digno para sus hijos. Lejos de los amores y odios que despierta, esta mujer de estatura baja, piel trigueña y cuerpo casi raquítico, solo atina a decir que su lucha es una revolución pacífica que apunta a elevar la calidad de vida de los que menos tienen y que pese a las trabas que le pusieron por ser negra y coya, cuando existe la voluntad existen mil recursos y cuando no existe la voluntad existen mil excusas. Ella decidió no quedarse en las excusas y hoy la magnitud y trascendencia de la obra que realiza, no pasa desapercibida para ningún jujeño, amigo o enemigo, porque su movimiento se ha convertido en la tercera fuerza empleadora de Jujuy, genera 3.800 fuentes de trabajo, lleva construida 2.800 viviendas y atiende las necesidades de educación y salud insatisfecha de un amplio sector de la comunidad, que hace tiempo los políticos han erradicado definitivamente de sus campañas.
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Nuevamente la pluma del periodista Carlos Quiroga pinta la vida de Milagro.
ResponderEliminarEn ella los desajustes de la vida, como en todos los argentinos, no fue un impedimento para ser ejemplo de su pueblo sufrido y hambreado.
Ya queremos ver un libro publicado por mi amigo y periodista Carlos.
Su película nos da el espacio para esperar. El libro próximo nos permitirá degustar, detenidamente, tan excelentes trazos del alma de nuestra gente.
Gracias por esta nota. Sigue siendo de inigualable color.
Delia Coronel