Su origen no es español como se supuso en un principio, sino germano. Fue llevado a España durante el reinado de Juana de Aragón e introducido en Tucumán por las damas castellanas que integraban la expedición colonizadora, comandada por el capitán, Diego de Villarroel en 1565. Fue precisamente en Ibatín- (primera fundación de Tucumán), donde las damas castellanas practicaron durante 125 años la elaboración de la randa hasta 1690, año en el que comienza a llevarse a cabo el traslado de Tucumán hacia su actual emplazamiento. La resistencia de algunos vecinos a emigrar, convirtió a la localidad de El Cercado, muy próxima a Ibatín, en un importante centro rural y fue precisamente allí donde se radicaron las randeras que fueron transmitiendo los secretos del tejido de generación en generación hasta nuestros días .Durante ese periodo las randas supieron embellecer los ornamentos religiosos como casullas, albas y manteles de altar y adornar las faldas amplias; las batas; escotes y las enaguas, que tenían hasta tres voladores terminados en randas.
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