domingo, 17 de octubre de 2010

20 AÑOS CAMBIANDO PAÑALES


Samuel Flores, su esposo, asiente: “No sé que hubiésemos hecho sin ella, que fue nuestra luz en la oscuridad. Nunca tuvo pereza para que nuestros hijos estuvieran bien. Si se tenía que levantar a las cuatro de la mañana para ir al dispensario no flojeaba aunque llueva, truene, haga frío o calor. Además siempre se encargaba de hacerlos estudiar y hacer las multiplicaciones de los panes cuando el plato de comida escaseaba. Ella a pesar de todo lo que nos tocó vivir, jamás se deprimió”.
“Yo no me podía dar ese lujo- sostiene Carmen- ;si yo bajaba los brazos, ellos se me venían abajo. Así que no tenía más remedio que ponerle al mal tiempo buena cara y ser como un piñón fijo, siempre para adelante”.
De los cuarenta años que tiene, Carmen dice que estuvo diez años embarazada (perdió dos hijos) y veinte lavando pañales:” Mire si no sabré lo que es ser madre”- afirma orgullosa, mientras ve a sus hijos ya grandes y recuerda la época en que salía con sus ocho hijos de la mano para ir al dispensario- “Antes de cruzar los contaba para ver que no me falte ninguno”.

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