sábado, 1 de enero de 2011

SUEÑO CONCRETADO

Los 56 años y su basta experiencia como piloto no son impedimentos para que Miguel Reginato a horas de la prueba sienta el pánico propio de los principiantes, porque según confiesa está a punto de concretar un viejo sueño largamente postergado: “En el año ‘83 estuve a punto de correr esta competencia. Pero hubiera sido una irresponsabilidad debido a que no estaba preparado. En cambio ahora me siento a pleno parea afrontar esta competencia”. Aunque de hecho no estará solo, porque en su Toyota Hilux, lo acompañarán como navegantes sus dos hijos Miguel y Andrés que comparten con él la pasión tuerca.
Los tres saben que para poder tener chances, no sólo hace falta ser un buen volante, sino que además necesitan estar lo suficientemente entrenados para poder dar batalla a las inclemencias climáticas y a las exigencias físicas que requiere participar en una competencia de semejante envergadura: “La idea es que, en carrera, no quebrantemos nuestro espíritu por el cansancio". Así que a diario se entregan a largas horas en el gimnasio donde no faltan las pesas, la cinta , la bici y el sauna: “Solo utilizaremos el aire acondicionado cuando estemos en carrera, porque por más calor que haga durante los tramos de enlace, encenderlo sería perder entre 8 y 10 de caballos de fuerza”
Con la obsesión propia de un adolescente con su primera novia, Miguel Reginato se abraza con fuerza a la Toyota Hilux , a la que bautizo con el nombre de su nieta Angie y acelera a fondo para cumplir el sueño de toda la vida, largar el Dakar desde la rampa del obelisco.

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