Desde que Luz
Milagros regresó a su casa, su cuarto se convirtió en un pequeño hospital,
donde cuatro enfermeras velan las 24 horas del día para mantenerla estable: “Nosotras somos las encargadas de
realizarle las aspiraciones diarias y
alimentarla cada tres horas por medio
del botón gástrico y controlar que la
oxigenación de la sangre sea normal”, cuenta María Anabela
Sánchez, mientras alza en brazo a la
pequeña , que según dice ha dejado de ser un paciente para pasar a ser un
miembro más de su familia: “A tal punto nos hemos encariñado, que para este
cumpleaños , los que trabajamos en el servicio de su atención hemos decidido
regalarle dinero para que pueda viajar a China”.
Al trabajo de las enfermeras se suma un médico que
la controla diariamente y un kinesiólogo que tiene a cargo la parte de su
rehabilitación.
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