-¿Cuál fue la foto
que mayor satisfacción te dio como reportero gráfico?
- El haber cubierto el crimen de Los Gardelitos a manos de
los Ale (uno de los casos policiales más
resonantes de Tucumán). Cuando iba en el auto remonte la cámara y advertí que me quedaban apenas siete fotogramas para cubrir semejante magnicidio.
Por suerte cuando llegue, la policía no había arribado a la escena del crimen y
tuve tiempo para pensar las fotos y hacer las mejoras tomas, que ilustraron la
tapa del día siguiente, que vendió 140 mil ejemplares. Nunca más en los 107
años de vida que tiene La Gaceta se repitió esa tirada que tuvo un gran impacto
gracias a mis fotos.
-¿No te sentiste un
ave carroñera después de hacer esa foto?
- No para nada; porque yo como reportero gráfico le debo
fidelidad al lector. Sí no la hubiese hecho yo, la habría hecho otro.
-¿Qué valores
incorporaste siendo reportero gráfico?
-El compañerismo, porque por más competitivos que podamos
ser, siempre nos solidarizamos con aquel
colega que por una cuestión técnica (te
falla el flash o se te rompe la cámara) no la llega hacer la foto, porque eso mismo te puede
pasar a vos. Somos una raza diferente a la de los periodistas.
-¿A qué te referís?
- A que en la
Argentina se mataron muchos periodistas, pero cuando asesinaron a José Luis
Cabezas, el país se terminó levantando. A veces es común ver como entre los
reporteros gráficos nos pelamos, incluso a veces nos vamos hasta las manos, pero si vos venís de afuera
y tocas a un fotógrafo, guai porque nos vamos todos encima tuyo.
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