A los 75 años, Raúl Vera, goza de unas dispensas eclesiásticas que ni el propio Papa Benedicto XVI podría tener: ser abuelo, padre y sacerdote a la vez y tener un hijo cura, una situación absolutamente excepcional para el mundo clerical.
Por CARLOS QUIROGA
Fotos: JORGE SEGOVIA
Por CARLOS QUIROGA
Fotos: JORGE SEGOVIA
El fenómeno tan particular, que ni si quiera al propio Morris West se le ocurrió en sus novelas eclesiásticas, ocurre en la Argentina, más precisamente en la diócesis de Rió Cuarto, Córdoba, donde después de haber quedado viudo y su condición de diácono permanente hicieron posible que el obispo Eduardo Martín lo invistiera con el orden sagrado. Desde septiembre del año pasado se desempeña como vicario parroquial de La Merced, en el barrio Alberdi, donde además de celebrar misas y administrar los sacramentos comparte su tarea pastoral con su hijo Raúl (42), quien lleva ya 17 años ejerciendo el ministerio sacerdotal. Después de mucho andar logramos que ambos hicieran una pausa en sus tareas y los juntamos para esta nota que abre las puertas a un reclamo largamente realizado que los sacerdotes puedan ser casados. Léala y saque sus propias conclusiones.
- ¿Cuándo se dio cuenta que tenía vocación de sacerdote?
Raúl padre- Mi esposa Graciela Gómez murió y después que hicimos todos los trámites de llevarla a la sala velatoria me quede con mi hijos (Daniel y Raúl) y me di cuenta que me quedaba solo y yo ya era diácono permanente, así que pensé que lo mejor era terminar mi vida consagrado a Dios y fue ahí donde comencé el tramite ante el obispo para poder llegar al sacerdocio. Les dije a mis hijos mis deseos y ellos estuvieron de acuerdo así que en ese mismo momento tomé la decisión. Había terminado una etapa con mi esposa, ahora he empezado otra al servicio de Dios.
- ¿Pero usted siempre estuvo vinculado a la Iglesia?
- Sí, yo me acerque a Dios cuando tomé mi primera comunión y nunca más me aleje de Dios. Fui a los aspirantes de Acción Católica, luego seguí militando en los jóvenes, donde comencé mi apostolado de catequista. Fue precisamente en esa tarea donde conocí a mi esposa, aunque yo me puse un poco tarde de novio.
- ¿Cómo es eso?
- Sí, yo me puse de novio ya grande para mi época, a los 27 años, porque yo quede huérfano a los 14 años,.Yo venía de una familia numerosa y muy pobre, entonces me tocó desde temprano hacerme cargo de la casa. Mi mamá le escribió a Eva Perón contándole lo que nos había pasado y ella me hizo nombrar como mensajero del correo y con ese sueldo manteníamos la casa. Ese motivo hizo que me tomará la familia al hombro y recién empecé a pensar en formar una familia cuando mis hermanos crecieron y se pudieron independizar.
- A Raúl hijo,¿ cómo influyó papá para que fueses sacerdote?
- Creo que influyó mucho el hogar cristiano donde me crié. Tanto papá, como mamá fueron un poco la vida pastoral de la familia y del pueblo donde vivíamos y ellos me contagiaron esas ganas de servir a Dios.
- ¿Eran tantas las ganas que entran casi juntos al seminario no?
- Sí, cuando yo ingreso al seminario, papá comenzó sus estudios para diácono permanente (pueden casar, bautizar estando casados) y fue así que nos ordenamos juntos diáconos el mismo día. Fue una ceremonia muy emotiva, porque mamá entregaba al esposo y al hijo a Dios
- ¿Y Raúl como tomaste la decisión de tu papá de consagrar la vida a Dios?
- Bueno a mí no me tomo como sorpresa , ya que antes que él nos comunicará su decisión mi mamá que estaba muy enferma nos había dicho a mi hermano y a mí que le gustaría mucho que lo acompañáramos a papá si el decía ser sacerdote, así que cuando él nos comento su deseo aquella noche de su muerte, lo aceptamos de inmediato ya que era lo que mamá quería para él.
- ¿Y Raúl padre, que sintió cuando sus hijos le ratificaron los deseos de su esposa?
- La verdad que me sorprendió, porque yo con ella este tema no lo había hablado nunca, así que una manera de homenajearla para mi ordenación sacerdotal fue incrustar las alianzas de nuestro casamiento en el cáliz (ver fotos). Yo la verdad que nunca me hice la idea de vivir solo, sin ella, habíamos vividos juntos 46 años de casados.
- Hasta acá hablamos de ustedes, pero hay un tercer integrante de la familia, Daniel, ¿Cómo ha tomado él que el padre y el hermano se hayan metido de curas?
Raúl Padre- Él lo ha tomado con mucha naturalidad, porque él también estuvo como seminarista un tiempo y además misionó durante un año y medio en Costa de Marfil y un año en Nicaragua. Pero finalmente se caso con Bibiana (que fue religiosa de Nuestra Señora de Los Apóstoles) y hoy nos han dado dos sobrinos/nietos maravillosos Pablo Francisco y Agustina. Actualmente siguen trabajando en la Iglesia.
- Usted Raúl padre corre con ventajas sobre su hijo a la hora de guiar al rebaño porque fue padre y esposo y puede orientar de otra manera.
- Sí, yo tengo la experiencia que da la vida y no el seminario y eso hace que pueda hablarle desde otro punto de vista a los fieles y a veces mis consejos son más prácticos, porque me sucedieron a mí, yo los viví. Y a la hora de la confesión entiendo un poco más a la gente, que debe luchar contra las tentaciones diarias que nos pone la vida. Pero debo reconocer que apenas me ordené le pedí consejos a mi hijo, para que me explicará como debía confesar a los niños por ejemplo.
- ¿Raúl hijo, viendo la experiencia de papá que sirve para orientar al rebaño sigue pensando que los sacerdotes no se deben casar?
- Bueno el celibato no es voluntad divina de Jesús, sino una regla que la Iglesia la ha visto muy conveniente especialmente para el rito latino, pero en algún momento la cosa puede llegar a cambiar. Hay otros ritos como en Grecia y el Asia menor, donde la iglesia Católica Apostólica romana permite que sus sacerdotes se casen. Esos sacerdotes no pueden ser obispos, pero existe la figura del sacerdote casado.
- ¿A Raúl padre, qué fue lo más hermoso que le dio el matrimonio y que su hijo por sus votos de celibato no podrá disfrutar?
- De una compañera que te acompañe siempre, que nos hace más fácil la vida, porque uno resuelve los problemas o proyecta cosas en comunión con otra persona. Es muy lindo tener una esposa cuando se ama de verdad. Graciela, mi esposa me acompañó permanentemente en mi tarea pastoral. Yo fui un privilegiado de Dios al lado de esa mujer.
- ¿Se puede entregarse completamente a Dios estando casado?
Raúl hijo- Sí, así como el celibato es en su signo de una entrega muy profunda, el matrimonio como tal, como lo ha tenido papá también puede ser un signo concreto de entrega total al evangelio. Creo que el matrimonio bien llevando no es contradictorio al sacerdocio, creo que también sería un buen signo.
- ¿Cuándo se dio cuenta que tenía vocación de sacerdote?
Raúl padre- Mi esposa Graciela Gómez murió y después que hicimos todos los trámites de llevarla a la sala velatoria me quede con mi hijos (Daniel y Raúl) y me di cuenta que me quedaba solo y yo ya era diácono permanente, así que pensé que lo mejor era terminar mi vida consagrado a Dios y fue ahí donde comencé el tramite ante el obispo para poder llegar al sacerdocio. Les dije a mis hijos mis deseos y ellos estuvieron de acuerdo así que en ese mismo momento tomé la decisión. Había terminado una etapa con mi esposa, ahora he empezado otra al servicio de Dios.
- ¿Pero usted siempre estuvo vinculado a la Iglesia?
- Sí, yo me acerque a Dios cuando tomé mi primera comunión y nunca más me aleje de Dios. Fui a los aspirantes de Acción Católica, luego seguí militando en los jóvenes, donde comencé mi apostolado de catequista. Fue precisamente en esa tarea donde conocí a mi esposa, aunque yo me puse un poco tarde de novio.
- ¿Cómo es eso?
- Sí, yo me puse de novio ya grande para mi época, a los 27 años, porque yo quede huérfano a los 14 años,.Yo venía de una familia numerosa y muy pobre, entonces me tocó desde temprano hacerme cargo de la casa. Mi mamá le escribió a Eva Perón contándole lo que nos había pasado y ella me hizo nombrar como mensajero del correo y con ese sueldo manteníamos la casa. Ese motivo hizo que me tomará la familia al hombro y recién empecé a pensar en formar una familia cuando mis hermanos crecieron y se pudieron independizar.
- A Raúl hijo,¿ cómo influyó papá para que fueses sacerdote?
- Creo que influyó mucho el hogar cristiano donde me crié. Tanto papá, como mamá fueron un poco la vida pastoral de la familia y del pueblo donde vivíamos y ellos me contagiaron esas ganas de servir a Dios.
- ¿Eran tantas las ganas que entran casi juntos al seminario no?
- Sí, cuando yo ingreso al seminario, papá comenzó sus estudios para diácono permanente (pueden casar, bautizar estando casados) y fue así que nos ordenamos juntos diáconos el mismo día. Fue una ceremonia muy emotiva, porque mamá entregaba al esposo y al hijo a Dios
- ¿Y Raúl como tomaste la decisión de tu papá de consagrar la vida a Dios?
- Bueno a mí no me tomo como sorpresa , ya que antes que él nos comunicará su decisión mi mamá que estaba muy enferma nos había dicho a mi hermano y a mí que le gustaría mucho que lo acompañáramos a papá si el decía ser sacerdote, así que cuando él nos comento su deseo aquella noche de su muerte, lo aceptamos de inmediato ya que era lo que mamá quería para él.
- ¿Y Raúl padre, que sintió cuando sus hijos le ratificaron los deseos de su esposa?
- La verdad que me sorprendió, porque yo con ella este tema no lo había hablado nunca, así que una manera de homenajearla para mi ordenación sacerdotal fue incrustar las alianzas de nuestro casamiento en el cáliz (ver fotos). Yo la verdad que nunca me hice la idea de vivir solo, sin ella, habíamos vividos juntos 46 años de casados.
- Hasta acá hablamos de ustedes, pero hay un tercer integrante de la familia, Daniel, ¿Cómo ha tomado él que el padre y el hermano se hayan metido de curas?
Raúl Padre- Él lo ha tomado con mucha naturalidad, porque él también estuvo como seminarista un tiempo y además misionó durante un año y medio en Costa de Marfil y un año en Nicaragua. Pero finalmente se caso con Bibiana (que fue religiosa de Nuestra Señora de Los Apóstoles) y hoy nos han dado dos sobrinos/nietos maravillosos Pablo Francisco y Agustina. Actualmente siguen trabajando en la Iglesia.
- Usted Raúl padre corre con ventajas sobre su hijo a la hora de guiar al rebaño porque fue padre y esposo y puede orientar de otra manera.
- Sí, yo tengo la experiencia que da la vida y no el seminario y eso hace que pueda hablarle desde otro punto de vista a los fieles y a veces mis consejos son más prácticos, porque me sucedieron a mí, yo los viví. Y a la hora de la confesión entiendo un poco más a la gente, que debe luchar contra las tentaciones diarias que nos pone la vida. Pero debo reconocer que apenas me ordené le pedí consejos a mi hijo, para que me explicará como debía confesar a los niños por ejemplo.
- ¿Raúl hijo, viendo la experiencia de papá que sirve para orientar al rebaño sigue pensando que los sacerdotes no se deben casar?
- Bueno el celibato no es voluntad divina de Jesús, sino una regla que la Iglesia la ha visto muy conveniente especialmente para el rito latino, pero en algún momento la cosa puede llegar a cambiar. Hay otros ritos como en Grecia y el Asia menor, donde la iglesia Católica Apostólica romana permite que sus sacerdotes se casen. Esos sacerdotes no pueden ser obispos, pero existe la figura del sacerdote casado.
- ¿A Raúl padre, qué fue lo más hermoso que le dio el matrimonio y que su hijo por sus votos de celibato no podrá disfrutar?
- De una compañera que te acompañe siempre, que nos hace más fácil la vida, porque uno resuelve los problemas o proyecta cosas en comunión con otra persona. Es muy lindo tener una esposa cuando se ama de verdad. Graciela, mi esposa me acompañó permanentemente en mi tarea pastoral. Yo fui un privilegiado de Dios al lado de esa mujer.
- ¿Se puede entregarse completamente a Dios estando casado?
Raúl hijo- Sí, así como el celibato es en su signo de una entrega muy profunda, el matrimonio como tal, como lo ha tenido papá también puede ser un signo concreto de entrega total al evangelio. Creo que el matrimonio bien llevando no es contradictorio al sacerdocio, creo que también sería un buen signo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario