La Casita de Tucumán, ha cambiado bastante a lo largo de los años con respecto a aquella viaja casona que supo albergar a los congresales cuando aquel 9 de julio de 1816 se declaró la Independencia nacional, aunque algunas partes de ella pese al paso de los años se mantienen intactas. Pero quedan aprisionados entre los viejos muros, los ecos de aquellas voces de libertad que dieron origen a la patria grande. Visitar la casa histórica en este mes de julio no es sólo una obligación, sino también una necesidad, porque en los tiempos que se viven urge contagiarnos de aquel espíritu patriótico de aquellos 18 congresales que hicieron grande a la Argentina, para volver hacer de nuestro país, lo que siempre fue, una próspera y pujante Nación.
Por CARLOS QUIROGA
Fotos: JORGE SEGOVIA
La casa fue construida a fines del siglo XVII por el alcalde Diego Bazán y Figueroa que la utilizó de vivienda hasta su muerte. En 1765 la Casa pasó a ser propiedad de Doña Francisca Bazán, esposa de Miguel Laguna, que la recibió de sus padres como pago de la dote. Según los historiadores el frente de la casa, con sus características columnas torsas, debió ser construido por los Laguna y Bazán, ya que este tipo de ornamentación aparece en el Norte muchos años después a su construcción.
En 1816, ante la imperiosa necesidad de contar con un lugar apropiado para las sesiones del Congreso que se reuniría en Tucumán, se decidió elegir por la Casa de Doña Francisca Bazán de Laguna. La tradición afirma que Doña. Francisca prestó la casa en forma voluntaria para las sesiones, pero investigaciones posteriores consideran, acertadamente, que el Estado Provincial dispuso usarla, ya que gran parte de la Casa estaba alquilada para la Caja General y Aduana de la Provincia.
Deteriorada por el paso de los años, los herederos de doña Francisca Bazán de Laguna la vendieron finalmente al Estado nacional en 1874 por la suma de 200 mil pesos. La Casa estaba en muy mal estado cuando se la compró, según lo atestigua la fotografía tomada por Angel Paganelli en 1869. Como consecuencia de ello el Gobierno decidió demoler el auténtico frente y "las habitaciones del ala derecha del primer patio", dejando intacto el Salón de la Jura, separado de las nuevas oficinas del Juzgado y Correo, que ocuparon el costado izquierdo y el frente.
La casa fue construida a fines del siglo XVII por el alcalde Diego Bazán y Figueroa que la utilizó de vivienda hasta su muerte. En 1765 la Casa pasó a ser propiedad de Doña Francisca Bazán, esposa de Miguel Laguna, que la recibió de sus padres como pago de la dote. Según los historiadores el frente de la casa, con sus características columnas torsas, debió ser construido por los Laguna y Bazán, ya que este tipo de ornamentación aparece en el Norte muchos años después a su construcción.
En 1816, ante la imperiosa necesidad de contar con un lugar apropiado para las sesiones del Congreso que se reuniría en Tucumán, se decidió elegir por la Casa de Doña Francisca Bazán de Laguna. La tradición afirma que Doña. Francisca prestó la casa en forma voluntaria para las sesiones, pero investigaciones posteriores consideran, acertadamente, que el Estado Provincial dispuso usarla, ya que gran parte de la Casa estaba alquilada para la Caja General y Aduana de la Provincia.
Deteriorada por el paso de los años, los herederos de doña Francisca Bazán de Laguna la vendieron finalmente al Estado nacional en 1874 por la suma de 200 mil pesos. La Casa estaba en muy mal estado cuando se la compró, según lo atestigua la fotografía tomada por Angel Paganelli en 1869. Como consecuencia de ello el Gobierno decidió demoler el auténtico frente y "las habitaciones del ala derecha del primer patio", dejando intacto el Salón de la Jura, separado de las nuevas oficinas del Juzgado y Correo, que ocuparon el costado izquierdo y el frente.
Hola carlos, esta muy interesante tu blog, yo soy periodista de Sgo del Estero, me preguntaba si trabajaste en algo relacionado a la vida del hachero, me gustaria compartir ese tipo de informacion con vos para publicar en mi revista, vi que posteaste algo de ello en tu blog, con fotos de Gustavo Tarchini. Cualquier cosa me cuentas y te pasas por mi blog. Un abrazo grande, Omar
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