miércoles, 1 de julio de 2009

El temple


A pesar de las refacciones ordenadas por el presidente Nicolás Avellaneda, hacia 1880 la casa presentaba un estado lamentable, con excepción de la nueva fachada. El techo del salón de la jura amenazaba derrumbarse. Ante semejante desparpajo, el correo, que por cierto funcionaba allí, logró restaurar y engalanar, aunque modestamente el histórico salón. Por aquellos años, se colocaban para las fiestas patrias los retratos de dieciocho de los Congresales, realizados por Augusto Ballerini (1887) y adquiridos por el Gobierno Nacional. Cuando pasaban los festejos, estos eran llevados a la Biblioteca Sarmiento donde eran conservados y celosamente custodiados. En 1896, debido al mal estado de las habitaciones en las que funcionaban las oficinas del Correo y Juzgado, estos organismos se trasladaron a otro edificio, quedando la casa totalmente abandonada.Ante la posibilidad que la casa desapareciera por completo, Doña Guillermina Leston de Guzmán - dama tucumana famosa por sus obras de beneficencia- solicitó al entonces Ministro de Obras y Servicios Públicos de la Nación, Emilio Civit, de paso en Tucumán, que evitara la destrucción de la Casa. Su solicitud fue escuchada, y el Presidente Julio A. Roca, también tucumano, aprobó el proyecto de construcción de un templete que protegiese únicamente el Salón de la Jura, demoliéndose el resto de la propiedad.
Para ornamentar "El Templete", el Presidente Roca encargó a la escultura tucumana Lola Mora la confección de los bajorrelieves que representan 'El 25 de Mayo de 1810' y 'La Declaración de la Independencia'. El 'Templete' fue inaugurado el 24 de septiembre de 1904.En 1916, para el Centenario de la declaración Independencia, el Gobernador Ernesto Padilla promulgó una Ley que determinaba la expropiación del terreno colindante con la Casa, hacia calle 9 de julio, actual patio de homenajes y donde se encuentran los bajorrelieves de Lola Mora.En el interior del 'Templete' sé encontraba el Salón de la Jura de la Independencia, que habitualmente se engalanaba para las fiestas tucumanas, como la celebración de San Miguel.

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