miércoles, 1 de julio de 2009

La casa hoy


Ofrece al visitante una recorrida por sus salas en donde pueden observar varios elementos que se usaban en la época y posteriores a la misma. En la sala Virreinal los objetos permiten recrear la vida cotidiana, durante es período. : Las arraigadas creencias religiosas de la sociedad virreinal están presentes en las pinturas de la Virgen de La Merced y San Francisco Javier, entre otras, e imágenes de diversas advocaciones como la del "Cristo crucificado" S. XVII, Angel", tallado en madera y la "Santa Rita de Casia". Entre los diversos objetos de la época sobresale: utensilio indígena de piedra; espadas; Candelabros y la Campana de bronce de la Misión jesuita del Bañado de Quilmes con la inscripción "La Concepción - 1734".
En la sala dedicada al reformismo y transformación de la América española se exhiben la efige y escudo real, símbolo del poder monárquico, como así también monedas, sellos y timbrados de la corona española. Mientras que en la sala Asamblea del año 13 se observan carabinas, pistolas, sables y vainas que sirvieron para pelear por la independencia. La sala 4, está dedicada a la batalla de Tucumán, donde se puede ver la mesa, la silla, que utilizó el general Manuel Belgrano en su estadía en Tucumán. Otra de las salas que sobresale es la del Congreso de 1816, donde se encuentran verdaderas reliquias históricas, como la Biblia sobre la cual juraron los congresales, uno de los candelabros que iluminaron la independencia y las actas secretas de las sesiones.
El salón de la jura de la Independencia es el que único que se conserva intacto desde 1816. Todo está como entonces. En la tarima: se encuentra la mesa sobre la cual se firmó el Acta, los sillones del Presidente de la Magna Asamblea, Dr. Francisco Narciso Laprida, y de los Secretarios del Congreso: Juan José Passo y Mariano Serrano. El crucifijo, colocado sobre el dosel, presidió las sesiones. Los muros blanqueados son de adobe. Las vigas del techo son trabajadas a mano. Las baldosas son las auténticas del S. XVIII. Las puertas, ventanas y rejas son también originales de la Casa, de este salón donde nació la Patria. Sobrecoge y emociona esta sala, que mueve a rememorar las discusiones, las voces, la presencia de aquellos hombres, miembros del primer Congreso independiente de la Nación.
Faltan sólo los hombres que estuvieron allí cubriendo el espacio central, hace más de 180 años. Pero quedan aprisionados entre los viejos muros, los ecos de aquellas voces de libertad que dieron origen a la patria grande. Visitar la casa histórica en este mes de julio no es sólo una obligación, sino también una necesidad, porque en los tiempos que se viven urge contagiarnos de aquel espíritu patriótico de aquellos 18 congresales que hicieron grande a la Argentina, para volver hacer de nuestro país, lo que siempre fue, una próspera y pujante Nación.

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