lunes, 1 de febrero de 2010

TOMAS Y YO














Lo conocí personalmente cuando en 1995 vino a Tucumán a presentar “Santa Evita”. Jorge Fernández Díaz, por entonces subdirector de GENTE, me había encargado mi primera entrevista con el escritor y a partir de entonces nació entre él y yo una cordial relación que se fue acrecentado a lo largo de los años. Cada vez que venía por más apretada que estuviera su agenda, se hacía un lugar para recibirme y concederme generosos reportajes que se caracterizaban por su asombrosa lucidez para analizar desde la literatura la realidad política de la Argentina. Eso si siempre terminaba quejndóse de las tortuosas producciones fotográficas a las que habitualmente lo sometía. Recuerdo una vez. que harto de posar y molesto porque el asado se le enfriaba ,reprendió con dureza a mi compañero Julio Carrizo, a quien no dudó en calificar de "prostituta", porque según decía el fotógrafo era incansable, siempre quería una más, en los tiempos en que el viagra ni existía. Según supo confesarme después de esa discusión acalorada nunca fue partidario de sacarse muchas fotos, porque los editores, muchos de los cuales habían sido compañeros de tareas en Panorama y Primera Plana se ensañaban con él y al final terminaban publicando las peores fotos. La última vez que lo vi fue el 18 de junio de 2007. En aquellos días el cáncer ya había comenzado a hacer estragos en su cuerpo ajetreado y las quimioterapias ya se habían llevado su frondosa cabellera. No hizo falta que le preguntara nada; solamente como al pasar me aclaró:”Escribir es la única razón para seguir vivo”. Y con el tiempo entendí la profundidad que tenía esa frase, cuando amigos comunes me comentaron con tristeza y desasosiego en las condiciones físicas en que terminó de escribir Purgatorio. Con su desaparición no sólo muere un entrevistado de lujo para mí, sino también un conocido que comenzaba a ser mi amigo.

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