A la tarde, Analía le pidió a su hermana que había
venido especialmente de Rosario para cuidarla, que le prestara el celular con
cámara para que tomara la foto de su
hija muerta, quería sumar ese recuerdo, a
las ecografías que guardaba celosamente en su casa. Y después que Fabián regresó
de ver a los chicos en Fontana, cruzaron en medio de la noche oscura el inmenso
patio del hospital hasta la morgue,
donde una empleada los dejó ingresar.
“Una vez que
Fabián le saca la tapa al cajoncito, retrocede unos pasos, porque él no es ver
los muertos y me deja a mí sola con mi hija . Es entonces, cuando yo le agarro
la mano y después de de quitarle la tela de vegetal me encuentro con sus ojos
bien abiertos y un llanto casi afónico. Yo me corrí para atrás porque no
entendía lo que pasaba y cuando vi que su diminuto cuerpo se comenzaba a mover, caí de rodillas
para agradecerle a Dios que estaba viva. Y en medio de la risa y el llanto lo
único que me lamente no fue haber ido antes”.
-Hoy
a seis meses de quela dieron por muerta, ¿qué le dirías a los
médicos involucrados?-
-Que den la cara y me den una explicación de lo
que paso con Luz Milagro. Pero como
saben que hicieron las cosas mal nunca se acercaron. Pero no dudo que deben
estar rezando para que Luz Milagro este cada día mejor.
-¿Y lo logró perdonar?
-Yo jamás les tuve rencor, porque si lo tuviera
habría reaccionado muy mal. Los que me piden que accione judicialmente contra
ellos es la gente, que no quiere que lo que sucedió con Luz Milagro se repita.
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