jueves, 18 de octubre de 2012

LUZ MILAGRO



A seis meses de que en un hospital de Resistencia dieran por muerta a su hija, Analía Boutet , la madre de fe inquebrantable, abre su corazón y nos  cuenta de donde sacó fuerzas para no rendirse jamás. El imborrable recuerdo del día que recibió la terrible noticia. La sorpresa al descubrirla viva. Y las expectativas de recuperación, pese a los pronósticos que hablan de un daño neurológico irreversible.
Por CARLOS QUIROGA
Fotos FABIÁN USET/ revista GENTE

Cuesta creer que la beba que  retoza sobre el regazo y eleva la cabeza para que su madre la bese en la frente, sea la misma que el 3 de abril los médicos del hospital Perrando de Resistencia Chaco dieron por muerta y enviaron al freezer de la morgue para que sume un número más a  las estadísticas de neonatos muertos. Liberada de la incubadora de terapia intensiva, disfruta  de un amplio cuarto especialmente decorado para ella, donde goza del   cuidado de sus cuatro hermanos que cada vez que se acercan se friegan las manos con alcohol para  acariciarla y solo una mochila de oxigeno que usa más por precaución que por necesidad  la retrotraen a los días en que estaba encapsulada peleando por su vida. “El hecho que hoy la podamos tener en casa   es un verdadero triunfo- sostiene su madre Analía Boutet (30)  que enumera orgullosa los avances conseguidos desde que llegaron a la casa de Sarmiento 970, en el barrio Güemes, en Fontana y se aferra a la esperanza que con la ayuda de Dios se siga recuperando, aunque no duda en afirmar que Dios ya hizo el milagro de salvarla.“Desde que estamos en casa Luz Milagro subió 380 gramos  (hoy pesa 2,860 kg) , dejó el respirador artificial y gracias a las sesiones de fisioterapia con el kinesiólogo su cuerpo rígido fue adquiriendo movilidad”.   

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