jueves, 18 de octubre de 2012

NEGLIGENCIAS IMPERDONABLES



Los días previos al parto no fueron nada sencillos para Analia Boutet y su pareja Fabián Verón (31) ,porque desde que llegaron el viernes 30 de marzo  al hospital Julio  Perrando  en el centro de Resistencia comenzaron las complicaciones: “Apenas ingresé rompí bolsa, pero los médicos y las enfermeras que me atendían no me creyeron y me dijeron que me había orinado. Era un fin de semana y no había quien me haga una ecografía y para el lunes cuando me la hacen  comprueban que tenía razón, pero para ese entonces yo ya había perdido todo el líquido amniótico”.
Lejos de compensar el error que habían cometido, el miércoles 3 de abril el personal médico que la había atendido hizo caso omiso al protocolo que indica cuando se tiene una paciente con placenta oclusiva  (que tapa el canal de salida del útero) o se rompe bolsa lo más recomendable es hacer cesárea, optaron por practicarle parto normal: “Yo pujaba con fuerza para mi bebe saliera, pero ellas ( la obstetra y la residente) no me prestaban casi atención, porque para ellas mi hija ya venía muerta. Después que la expulse caí en un profundo sueño y cuando me desperté entró una enfermera que me volvió el alma al cuerpo cuando me pregunto quién la iba a anotar. Eso significaba que mi hija había nacido viva. Pero la alegría me duro poco, porque al rato ingreso otra enfermera que me dijo lo que yo no quería escuchar, que mi hija había nacido muerta. Y fue entonces cuando me comencé a preguntar qué haría con la leche que me salía y a quien iba a regalar las cosas que había comprado para mi hija”.
“Lo raro fue que yo,  que soy una mujer hipersensible no podía llorar ni expresar mi dolor ante semejante noticia, así que fue ahí cuando le pedí que me la mostraran, para que finalmente  la pudiera llorar”. 

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