Los reveladores estudios que se practicaron fueron posible gracias al perfecto estado de conservación en que fueron encontrados, más que muertos parecen dormidos y la razón de esta preservación se encuentra en la combinación de tres factores: la ceniza volcánica ,las temperaturas bajo cero y la humedad, que detuvieron el proceso de descomposición.Cristian Vitry sostiene que trabajar con los cuerpos le sigue moviendo el piso: “Si bien como arqueólogo estoy acostumbrado a trabajar con restos humanos, siempre que lo hacemos son huesos, trabajar con los niños es distinto porque son cuerpos con carne y pelos. Es entonces cuando mi formación científica entra en un conflicto grande con lo humano y lo sentimental, porque cuando tocó a los niños del Llullaillaco pienso que estoy acariciando mis hijos y la verdad que me impresiona y no voy negar que el trabajo con ellos me genera una cierta inestabilidad desde el punto de vista emocional”.
Hoy el principal desafío del Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta, pasa por seguir preservando a las momias como están por lo menos 200 años más. Mario Bernaki responsable del diseño del sistema de criopreservación sostiene que los cuerpos congelados de los tres niños del Llullaillaco hoy son los mejores conservados del mundo. Para llegar a eso fue necesario realizar una serie de estudios científicos y tres expediciones a la cumbre del volcán del Llullaillaco para analizar las condiciones de montaña que permitieron que se preserven intactos después de 500 años. Una vez que contamos con esa información sumamos la electrónica y la termomecánica y creamos un sistema de cápsula con modificación de atmósfera, único en el mundo. Gracias a estas combinaciones hemos logrado conseguir estabilidad y seguridad para poder exhibirlos. Hoy los cuerpos se exhiben cada cuatro meses, luego vuelven a la sombra y a temperaturas bajo cero para evitar su deterioro”.
Aunque la arqueología, la ciencia y la tecnología han realizado revelaciones asombrosas sobre Los Niños del Llullaillaco, todavía quedan una serie de enigmas que no han podido ser develados y que esperan que los avances tecnológicos lo hagan posible, pero para ello es imprescindible que permanezcan intactos y es ahí donde el equipo del Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta libra su gran batalla: “Para nosotros no hay domingos ni feriados y todos los días del año hacemos un monitoreo constante en tiempo real, cualquier variación que se produzca en las capsulas que tiene un 98% de nitrógeno y 2 % de oxigeno pone en peligro a los niños, pero sabemos que con dedicación, amor y profesionalismo lo preservaremos intactos 500 años más”, afirma Bernaski, mientras los niños del Llullayllaco duermen un largo sueño, esperando porque no algún día la ciencia los pueda revivir.
Hoy el principal desafío del Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta, pasa por seguir preservando a las momias como están por lo menos 200 años más. Mario Bernaki responsable del diseño del sistema de criopreservación sostiene que los cuerpos congelados de los tres niños del Llullaillaco hoy son los mejores conservados del mundo. Para llegar a eso fue necesario realizar una serie de estudios científicos y tres expediciones a la cumbre del volcán del Llullaillaco para analizar las condiciones de montaña que permitieron que se preserven intactos después de 500 años. Una vez que contamos con esa información sumamos la electrónica y la termomecánica y creamos un sistema de cápsula con modificación de atmósfera, único en el mundo. Gracias a estas combinaciones hemos logrado conseguir estabilidad y seguridad para poder exhibirlos. Hoy los cuerpos se exhiben cada cuatro meses, luego vuelven a la sombra y a temperaturas bajo cero para evitar su deterioro”.
Aunque la arqueología, la ciencia y la tecnología han realizado revelaciones asombrosas sobre Los Niños del Llullaillaco, todavía quedan una serie de enigmas que no han podido ser develados y que esperan que los avances tecnológicos lo hagan posible, pero para ello es imprescindible que permanezcan intactos y es ahí donde el equipo del Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta libra su gran batalla: “Para nosotros no hay domingos ni feriados y todos los días del año hacemos un monitoreo constante en tiempo real, cualquier variación que se produzca en las capsulas que tiene un 98% de nitrógeno y 2 % de oxigeno pone en peligro a los niños, pero sabemos que con dedicación, amor y profesionalismo lo preservaremos intactos 500 años más”, afirma Bernaski, mientras los niños del Llullayllaco duermen un largo sueño, esperando porque no algún día la ciencia los pueda revivir.
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