Las riñas responden a un cronograma que se ajusta al proceso natural de las plumas. En Santiago comienzan a fines de mayo, cuando algunos gallos ya han emplumado (las aves cambian su plumaje por completo una vez al año), y se extienden hasta diciembre, cuando las altas temperaturas obligan a una pausa.
Entre enero y abril, los galleros ponen especial cuidado en las plumas: “Es entonces cuando le damos vitamina b y mejoramos su alimentación. Por lo general le damos semilla de girasol y alimentos que tengan mucho aceite, para que las plumas le salgan blandas y no se le rompan con facilidad”, comenta Cáceres.
Los encuentros están pautados en forma semanal y la pasión gallera se extiende por casi todo el territorio provincial, aunque entre las zonas que son más galleras sobresalen la Capital santiagueña, La Banda y Termas de Río Hondo, donde para las vacaciones de julio se realiza el campeonato mundial.
Entre enero y abril, los galleros ponen especial cuidado en las plumas: “Es entonces cuando le damos vitamina b y mejoramos su alimentación. Por lo general le damos semilla de girasol y alimentos que tengan mucho aceite, para que las plumas le salgan blandas y no se le rompan con facilidad”, comenta Cáceres.
Los encuentros están pautados en forma semanal y la pasión gallera se extiende por casi todo el territorio provincial, aunque entre las zonas que son más galleras sobresalen la Capital santiagueña, La Banda y Termas de Río Hondo, donde para las vacaciones de julio se realiza el campeonato mundial.
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