Convencido de la habilidad innata de su hijo, Manuel
invitó al dibujante Félix Bravo, fundador de la revista de historietas Trix para que viera la obra de su hijo: “Él se
sorprendió aún más cuando pudo comprobar que no copiaba, sino que dibujaba de
memoria y me recomendó que no le busque ningún profesor, sino que lo deje
desarrollarse por sí solo”.
Con el tiempo, Oren fue desarrollando, paralelamente
al dibujo, una habilidad especial por la escultura, primero con plastilina y
luego con masilla. No tardó en dar formas perfectas a distintos animales como
perros, gatos y elefantes. “No sé si era mejor escultor que dibujante. Pero no
lo incentivamos, porque llegó una edad en que tiraba la masilla por la ventana
y temíamos que pudiera lastimar a alguien”, admite su padre.
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